sábado, 5 de noviembre de 2011

Decimoctavo Día! (Budapest)



Día 18

A eso de las dos de la mañana siento que alguien me despierta y al destaparme el rostro bien cubierto por el sleeping, me encuentro cara a cara con un pinche pastor alemán que me olfatea sin pizca de cortesía.

Sosteniéndolo de una correa se encontraba una guardia del aeropuerto de gatwick que me preguntó a donde voy a volar y a qué hora, le contesté que nuestro vuelo salía hacia Budapest a las 9 30 am, y le mostré mi pase de abordaje. Después de que le indiqué, que los dos individuos que parecían indigentes venían conmigo y tomarían el mismo vuelo que yo, prácticamente nos deseó las buenas noches, y nos dejó dormir tranquilos.

Cuando el sol brilló tanto que se veía prácticamente ridículo que sigamos durmiendo tirados en el aeropuerto, y prácticamente para no contribuir al cliché mexicano, nos despertamos soñolientos y fuimos a documentar las mochilas.

A dos personas de que nos tocara el turno, Jp y yo notamos que la cara de Mike se ponía pálida de espanto, revolvía algo en su mochila y se alejaba con expresión adusta. Cuando regresó, nos confesó que se había acordado de que todavía tenía en su mochila la los residuos de una cierta sustancia estupefaciente adquirida en Ámsterdam, mejor conocida como “la bachita”.

“me encuentro en el avión de Easy Jet, viajando hacia Budapest, sin nada que hacer”

Nos bajamos del avión sin saber que pinche pedo con este país. Mi primera impresión fue de familiaridad, pues se notaba a leguas que Hungría es un país mucho más tercermundista que todos los que habíamos visitado durante las últimas dos semanas.

Tomamos un camioncito que nos llevó hasta el centro, y luego un metro percudido y grafiteado que nos llevó hasta la estación más cercana a nuestro hostal. Por medio de un inbox, nos enteramos que el resto de los rufianes se había ido al free tour, así que salimos a conocer Budapest por nuestra cuenta.

Caminamos bordeando el río Danubio, que es el que separa la ciudad en dos partes (Buda y Pest) Hasta que llegamos al edificio del parlamento, y nos tumbamos en los jardines para admirar su magnificencia.

Cuando decidimos que era tiempo, nos levantamos y fuimos a ver una exposición de fotografía al aire libre que tenía como tema “la soledad”; debo de mencionar que a pesar de no tener conocimientos acerca del tema, algunas de las fotografías me parecieron remarcablemente buenas.

De regreso al hostal, decidimos darnos un bocadillo en un restaurante que nos llamo la atención por su nombre, “Pizzeria Barat”, Donde nos atendió un viejo mal encarado y hostil al cual terminamos mandando al carajo por maleducado. La puta que lo parió, ojalá y su negoció quiebre pronto.

Terminamos atascándonos en McDonald´s, dos hamburguesas, papas, chesco rellenable, y hasta un helado, por solo 4 Euros. Por fin habíamos encontrado un lugar barato en Europa.

Una de las mejores partes del día, fue que el infeliz australiano que nos cobró las dos noches del hostal, debido a su grandiosa habilidad con los números, y a una secundaria evidentemente truncada a la mitad, nos dio mal el cambio, cobrándonos aproximadamente -2 euros. Así es lectores. Nos pagó por dormir en sus instalaciones. Cabe mencionar que nosotros somos personas muy honestas, pero contextualizando nuestra situación, llegamos a la conclusión de que definitivamente nosotros necesitábamos el dinero más que ellos. Así que permanecimos en silencio mientras nos regocijábamos interiormente.

Cuando llegamos al cuarto ya estaban los rufianes esperándonos, les contamos todo el desmadre que habíamos vivido en Inglaterra y Mike les dijo una mentira piadosa, que consistía en que Emma Watson, le había firmado el brazo, lo que despertó la envidia de todos los pobres engañados. (La firma que tenía en el brazo se la había hecho él mismo con un plumón prestado, y la torpeza de su propia mano izquierda)

Nos bañamos y salimos a buscar cagadero. La zona de bares y antros, se encuentra en una isla en medio de las dos partes de la ciudad. Y mientras caminábamos hacia la isla, no pudimos evitar detenernos para observar el paisaje de los tres castillos de Budapest iluminados que se reflejaban sobre las obscuras aguas del Danubio. El conjunto conformaba un paisaje sumamente admirable

Cuando por fin nos decidimos por uno de los antros, en el cual, gracias al señor, no cobraban la entrada.

Los rufianes se tomaron una cheva en la parte tranquila del antro y ahora sí, entrados en calor, nos dirigimos a donde estaba el cagadero. Estuvimos venadeando a una güera buenísima, pero al final, nadie se animó a acercarse.

En uno de los “roles” una doña cincuentona, no resistió los dotes de baile de nuestro querido Johan y se le aventó. Nuestro compañero, mostrando una gran integridad, rechazó a la veterana, a pesar de que la fémina, tenía el pezón de fuera.

De regreso al hostal, un grupo de mujeres nos pidieron que firmáramos una libreta para que una de sus amigas no se case. Todos firmamos con nombres como Gerardo Trejo, Javier Baduy, e inclusive, Rodney Mullen apoyó la petición.

Cuando Góngora estaba a punto de pagar su gyro a un turco rebuén pedo. Entra el Gordo Farah gritando a todo pulmón “HAYSTA EL PUTERO” (hasta el día de hoy, el turco sigue agradeciendo que el húngaro y el español no tengan ningún parecido, pues si algún cliente hubiera entendido eso, seguramente se habría levantado sin pagar). Johan, como ya había pagado su gyro, se quedó cenando con jp.

Corrimos como desesperados, y entramos a un cuartito de 2 X 5 donde había aproximadamente 2 caballeros, y 15 bailarinas exóticas, Todas sentadas. En el único tubo había una sola bailarina, que de no haber sabido que era una prostituta húngara, Probablemente los 7 rufianes nos hubiéramos enamorado de ella. La triste verdad es que estaba encabronadamente hermosa.

Cuando los “chulos” descubrieron que solo éramos un grupo de mexicanos avaros, que solo queríamos ver algunos chuchús sin tener que pagar, nos invitaron amablemente a retirarnos.

De regreso al hostal, me quedé con Farah e hicimos aproximadamente 20 minutos de cola en McDonald´s para comprar un puto helado que al final… ni siquiera hubo. Lo único bueno fue que Farah no perdió la oportunidad de nefastear a una pobre borracha pegándole una de las pulseritas del antro en la espalda sin que se diera cuenta.

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