jueves, 20 de octubre de 2011

Decimoquinto Día! (segunda parte)



Armado con mi mochila, mi caja de donas, y mi irreprimible sonrisa, me subí al tren que me llevaría hasta Praga. En el mismo compartimento se sentaron dos neoyorquinos con aspecto de hippies que me contaron que estaban haciendo lo mismo que nosotros. Uno de los gringos estaba idéntico a chumiguay. Dormimos hasta que vinieron a pedirnos nuestros tickets, y luego pasaron dos niños asiáticos a los que chumi empezó a molestar sacándoles la lengua.

Nos bajamos en una estación que parecía abandonada, y que al final descubrimos que no era la correcta, así que volvimos a subir al tren. Los chinitos seguían hablándonos en checo y la única palabra que decían en ingles era “penis”.

Llegamos al a estación de trenes y me despedí de los gringos. Ahí me encontré a Jennifer, otra gringa que habíamos conocido hace dos noches, en el pub crawl de Berlín. Después, comencé la búsqueda de internet, para poder contactar con mis amigos. Irónicamente, el establecimiento que me lo brindó fue nada menos que un McDonald´s.

Desenfundé mi ipod, que por cierto se estaba quedando sin batería, y gracias a un inbox me enteré de que habían rentado un depa, en el cual no había nadie ni mucho menos manera de entrar, y que ellos iban a estar en el pub crawl.

No tenía idea de donde estaban, mucho menos de donde estaban los rufianes, no hablo un carajo de checo, y no contaba con una sola corona (moneda que se usa en republica checa, que para terminarla de cagar, los checos no pueden ser personas normales y usar euros). Así que me senté y empecé a solucionar mis problemas, uno por uno.

Conseguí un cajero para poder sacar unas cuantas coronas que como no tenía idea de cómo estaba el tipo de cambio, y la maquina me daba opción de sacar desde 200 hasta 5000 coronas, saqué solamente 500, que después me vine a enterar que eran como aprox 400 pesos. Luego conseguí unos lockers para poder dejar mi mochilota y ya sin mochila y con algo de dinero, Salí a la calle.

El problema del idioma no era fácil de solucionar, pues no iba a aprender checo en 10 minutos (sinceramente, dudo poder aprenderlo en 10 años) y parecía que nadie en ese país hablaba inglés. Aún así logré explicarle al taxista mi problema y me comentó que lo más probable es que el pub crawl los llevara al centro. Pues ahí había varios Bares. No tenía nada que perder, así que le dije me llevara.

En el centro empecé a caminar por callejones obscuros hasta que encontré una calle en la que había varios establecimientos, entré en el primero, que tenía como logotipo a un espantoso cocodrilo rojo. Pregunté por el pub crawl y la señorita, muy amable, me explicó en un precario inglés que hoy no le tocaba ir a ese establecimiento, pero que probablemente estaban cerca.

Seguí Deambulando por las calles, hasta que encontré otro bar, en el que aun desde afuera, se escuchaba un tremendo cagadero. Emocionado, entré corriendo; ya casi podía ver a los rufianes armando el desmadre, cuando de repente siento un fuerte tirón en la camisa. Era un puto checoslovaco, de 2 metros y medio gordo y pelón, que por su uniforme me figuré que era el guardia de seguridad, después de que le traté de explicar, me mandó al carajo, y lo único que el deficiente mental logró balbucear fue “wait outside” de una manera muy grosera. Le menté la madre en los únicos dos idiomas que pude, pero como no parecía entender, me resigné a esperar afuera, con la esperanza de ver salir a los rufianes en cualquier momento.

Me acordé de que no había comido nada más que mis donas, hacía un chingo de horas, y repentinamente, me comencé a cagar de hambre, para mi fortuna, encontré un establecimiento ahí cerca en el cual compré la lasaña más barata, deliciosa y abundante que he probado, sin contar la de mi madre, claro está. (A pesar de que después fui a Italia)

Terminé de comer, y fui a ver si lograba escudriñar algún rostro conocido. En ese momento, tras una puerta de cristal me reencontré con los 6 rufianes. El reencuentro fue emotivo, al menos para mí, pues ellos estaban todos pedos, e hicieron gala de creatividad, cantándome una cómica canción, que habían compuesto con anterioridad. La verdad es que no recuerdo la tonada, ni la letra, así que si alguno de los rufianes se acuerda, puede comentar en el recuadro que aparece abajo. Para ilustración de los lectores.

Los seguí hasta el siguiente bar, en el cual me mostraron a una alemana que bailaba de una manera muy particular, pues iba “rebotando” al ritmo de la canción. Por cierto un mexicanito que media menos de 1.50, se la conectó.

Después llegamos a la supuesta discoteca más grande de Praga, que tiene 4 o 5 pisos, y cada uno con un diferente tipo de música para bailar. Como yo no había pagado por el pub crawl, Traté de colarme con la pulsera del pub crawl de Berlín, pero como no era del mismo color, me descubrieron en pleno acto delictivo. Tuve que aplicar la vieja técnica de “no tomo” y me dejaron la entrada al antro a la mitad de precio.

Pasamos como tres horas en ese antro, bailando con algunas niñas y siendo cepillados por otras.

Acordé con Jp, que era al único medianamente sobrio, juntar a los rufianes y vernos afuera del antro a las 3 en punto. Ya que recolecté a los rufianes que me tocaban, tarea nada fácil. Salimos del antro a las 2:55 para esperar a los demás. Dieron las 3 y jp, Mike y Farah, brillaban por su ausencia. 3:05… 3:15…. Nada.

A las 3:20 decidimos que los hijos de la gran puta, nos habían dejado. Así que estábamos a medio Praga, un solo y tres borrachos, y el único sobrio no tenía idea de donde estaba el depa, ya que se había perdido un día anterior…. ¿Por qué no?

Mientras discutíamos nuestra pésima suerte, se nos acercó un mongolazo mexicano presumiendo que se había robado una botella de agua del antro; no había terminado de hablar cuando detrás de él, aparece otro de los múltiples pelones de dos metros, lo empuja y le tira toda el agua encima, empapándolo a él, y de paso a Góngora y a tigre.

De pura cagada, Góngora encontró un papelito que tenia la dirección del depa, así que me acerqué a un taxista y el hijo de puta nos quiso cobrar 500 pesos. Obviamente lo mandamos a la chingada.

Con otro taxista más accesible, (que no hablaba inglés) logre averiguar más o menos como se llegaba al departamento, así que no nos quedó de otra más que caminar. En el camino de regreso al hostal, encontramos un restaurante abierto que vendía “giros” Todavía no sabemos que contenía, pero estaban deliciosos.

Tigre estaba sumamente ofendido porque nos habían dejado en el antro. Y todo el camino estuvo gritando a todo pulmón “nos dejaaaron, los voy a wixar”.

Cuando llegamos al departamento y jp tuvo la fortuna de abrirnos, Tigre, tomando en serio su papel de justiciero se acercó a la cama del gordo Farah, desenfundó el rifle y, sin pensarlo dos veces, lo wixó. Farah tardo aproximadamente medio litro en darse cuenta de lo que estaba pasando. Cuando se levanto enfurecido, empezó a balbucear improperios en húngaro (y eso que no habíamos llegado a Hungría). Se cambio de pantalón. Y se volvió a dormir, cual nené.

Llorando de risa, nos fuimos a dormir con una sonrisa en la cara. (y seguro en nuestras puertas)

4 comentarios:

  1. buenas tardes amables lectores, la letra de la canción de tommy cuando lo encontramos eufóricos en el antro era: CEBALLOS CEBALLOS TE COGEN LOS CABALLOS.

    Por su compresión, Gracias

    atte: Nos dejaron

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  2. Vaya creatividad, por cierto, de la reverencia berlinesa paso a la escatologia checa.... ni modo, saludos

    Creo que debere firmar esto como anonimo ya que no me permite usar alguna ID conocida

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  3. No era: "Mete tarjeta tomas, Mete Tarjetaaa, Mete Tarjeta Tomas EN MCDONALDS!" Al son de la canción Tao tapiña???

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  4. awebo, mete tarjeta tomás por 2 euros (8)

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