martes, 27 de septiembre de 2011

Decimo dia!



DIA 10
Nos despertamos con toda la intención de llegar al free walking tour, de las 10 am, y como era de esperarse, no lo logramos. Como la segunda ronda del tour era hasta la una de la tarde, decidimos tomar el underground hacia Abbey Road, para tomarnos la foto obligatoria de los Beatles gracias a la cual recibimos varias mentadas de madre y pitorroteos británicos por entorpecer el fluido tráfico londinense.
Felices con nuestra foto, tomamos el metro para regresar al punto de encuentro para el free tour. No tuvimos que esperar mucho cuando una amable señorita se nos acercó y nos explicó la mecánica del tour. Que por cierto no era tan gratis.
En fin, ya estando ahí, nos contó un poco de la vida de Wellington, (palabra que adoptaríamos para referirnos a la tremenda apeste de nuestros zapatos) y por qué le apodaban el duque de hierro; resulta que el cabrón era tan amado por el pueblo, que tuvo que ponerle protectores de hierro a sus ventanas, pues los inconformes se la pasaban arrojando piedras contra su “modesta” residencia.
Caminamos hacia el palacio de Buckingham y nos contó historias de fallas de seguridad, como cuando dos pobres alemanes, brincaron la barda por equivocación, y pasaron la noche entera en los jardines del palacio, sin que nadie se enterara.
La siguiente parada fue en la calle donde se encuentran los “clubs de caballeros” en los que la gente paga ridículas cantidades de dinero para entrar, y algunos esperan durante más de 30 años, para poder ser miembros de uno de estos exclusivos clubes. La parada por obligación fue en el club de caballeros más famoso, en el cual empieza la famosa historia de Julio Verne titulada, la vuelta al mundo en ochenta días. (Premio especial al primero que me diga cómo se llama este club).
Después, mientras salíamos de trafalgar square (la plaza donde se llevaría a cabo la Red Carpet de la última película de Harry Potter) descubrimos una tremenda manifestación cerca del palacio de gobierno. Nuestra curiosidad Mexicana salió a flote, cuando nos perdimos del grupo del tour, y nos adentramos en la manifestación. No paso mucho tiempo para que la calle quede cercada por vayas de policías ingleses con sus característicos casquitos.
Nos llamó la atención la efectividad de la policía británica, pues se colocaron en filas paralelas e iban desplazando a la gente fuera de la circunferencia de rebeldes. Tanto los policías como los manifestantes mostraron un gran primermundismo, con la absoluta ausencia de violencia; la cual no impidió que varios helicópteros sobrevuelen el área.
En la revuelta perdimos a dos de nuestros integrantes. A Farah (para variar) y tigre, que tuvo la mala fortuna de perderse con él. El resto de nosotros fuimos a conocer la calle de Soho, que es la calle de más alta alcurnia de todo Londres. Tiendas de diseñadores, homosexuales finísimamente vestidos, y mujeres con mas bolsas de las que pueden cargar. No les miento compañeros, yo estaba tan asqueado con la opulencia de esa calle, que tengo que admitir que me malviajé exageradamente y les confieso que fue el peor momento de mi eurotrip. Tal vez influya el hecho de que comí el maldito pescado frito más caro de me vida, pues me costó 9 pounds… y para colmo, seguramente ni a mero llegaba.
Gracias a dios regresamos al hostal para bañarnos y alcanzar al pup crawl. Por segunda vez en el día, no llegamos por pinches impuntuales, (y por qué Johan seguramente se tardo un semestre en bañarse).
En vista de nuestro fracaso, decidimos encontrar un pub por nuestra cuenta. Pero después de varios intentos y de la pérdida de un integrante (kim, nuestra room mate canadiense) terminamos comprando la entrada a dos antros con dos tragos en cada uno a tan solo 10 pounds. Obviamente tuve que hacer un chanchullo para que me dejaran a la mitad de precio debido a mi sobriedad.
Cabe mencionar que los antros estaban malísimos pues las pocas mujeres que había, estaban acaparadísimas, sin mencionar que había un sinfín de homosexuales, uno de los cuales, tengo que decirlo, tuvo el gran tino de nalguear a Farah, provocándome una interminable carcajada.
Hicimos un show a los vendedores de las entradas para que nos dejen entrar a un tercer antro, el cual tenía un penetrante olor a xic, y estaba lleno de negros. La población femenina de esa discoteca, era prácticamente nula. Huimos despavoridos.
En el autobús de regreso, Farah se propuso inmolar al Famoso ninja de parís, el cual ya había caracterizado Góngora con anterioridad, y se reventó dos volantines en el pasillo del clásico camión londinense de dos pisos. Todo esto mientras lo atravesaban las reprochadoras miradas del camionero, y de un pobre wayusey (un chinito) que tuvo la mala fortuna de tomar el mismo autobús que nosotros.
De regreso al hostal, Farah (siempre Farah) se encontró una caja de pizza, la cual levantó del basurero esperanzado… ¿y por qué no? Descubrió que había media pizza en la caja, no se si se debió al grado de alcohol en su torrente sanguíneo o simplemente a que Farah, es Farah, no lo pensó dos veces antes de morder sin piedad, la fría pizza. Lectores, en realidad les confieso que no se cómo pasó, el caso es que todos los rufianes terminamos comiendo de esa pizza… si, pizza del basurero. Y lo peor, es que yo ni siquiera tengo la siempre útil justificación “estaba pedo”.
Cuando llegamos a dormir, Los metrosexuales de Joho y Jp, se pusieron a lavar su ropa, la cual, para tragedia de mi estimado Jahario, manchó toda, formando una mezcla interesante de colores veraniegos.

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