jueves, 22 de septiembre de 2011

Octavo dia!


Dia 8

Salimos del hostal y deje olvidada esta misma libreta sobre la mesa de futbolitos de la sala común, así que toda la visita al palacio de Versalles me estuve preguntando si la volvería a ver, o si “ya había sido”

Nos colamos en el metro para tomar el tour que sala a Versalles y que costaba 36 euros, pero como nuestro presupuesto estaba por los suelos, decidimos seguir al guía; un homosexual descarado que bien pudo haber pasado por el doble de Michael Jackson. Para no perder la costumbre, hicimos uso de nuestras habilidades físicas y brincamos de nuevo las puertas del metro, pues como este iba hasta Versalles, costaba 3 euros. Impagables por un simple metro.

Cuando llegamos a la entrada del palacio, nuestras mentes maquilaron las mas atrevidas para poder colarnos sin pagar, pero nuestros intentos fueron en vano. Decidimos que era una pendejada, y tuvimos que pagar 6 euros para poder entrar gracias a dios, que había descuento para estudiantes.

Todo iba tan bien, los 7 rufianes paseábamos por los laberinticos jardines, hasta que alguno de los hijos de puta que se hacen llamar mis compañeros de viaje, tuvo la brillantísima idea de hacer el resto del recorrido en un aparato del demonio, una maquina prehistórica y obsoleta en la que solamente los seres humanos de la más baja calaña se divierten. Bicicleta.

Como algunos sabrán mi habilidad para las bicicletas es mínima, por no decir nula. Y la realidad es que la idea de tratar de alcanzarlos me era bastante desagradable, pues conocía mis limitaciones. Trate de disuadirlos de esa idea con dos o tres patéticos intentos que no dieron resultado, y en menos de tres minutos me encontré sentado en una bicicleta, dispuesto a hacer mi mayor esfuerzo por no quedarme atrás. Juré mentalmente que no les daría el gusto de que me vieran caer, pues me haría acreedor de joda segura por un tiempo indeterminado.

Casi una hora completa estuve sufriendo, manejando el aparato del infierno con manos temblorosas, y movimientos torpes, hasta que alguno de mis valientes amigos, se le ocurrió bajar por una colina sumamente empinada. Estúpidamente, los seguí. Yo solamente podía ver como las piedras pasaban por debajo de mis pies, y me observaban como si fueran un centenar de navajas afiladas dispuestas a destazarme, mientras sentía mis manos exprimir los manubrios con afán de disminuir su maldita vibración. Gracias a alguna fuerza sobre natural. Y para desgracia de todos ustedes, lectores que ya estaban saboreando el sotaputamadrazo que me debí de haber dado, salí ileso. Aunque tengo que admitir que fue cuestión de minutos para que me las ingeniara para resbalar, y zafar la cadena de mi bici y llenar mis manos de grasa y un poco de sangre. Ningún golpe divertido.

Decidimos que no podíamos dejar que el palacio de Versalles Resultara invicto, así que nos las ingeniamos para colarnos a los dominios de María Antonieta, yo usando el pasaporte español de mi primo (Juan Pablo, agradece al guardia, que fue lo suficientemente miope, para pensar que nos parecíamos).

Para finalizar la visita al Palacio de Versalles decidimos remojar los pies en la fuente redonda del jardín principal. De verdad les digo, mis lectores, que nunca me imagine que existieran los orgasmos en los pies, pero después de caminar ocho días sin parar, mal dormir en hostales apestosos (sin contar aeropuertos, y suelos) y de montar bicicleta por todo el palacio, sumergir mis kiritzosas patrullas en la frialdad de esa fuente, fue la mejor decisión que he tomado en mi vida, fue tanto el placer y relajamiento, que coloque mis tenis entre mi nuca y el suelo y ¿Por qué no? Me dormí.

Farah, Juan Pablo y Mike se perdieron de los demás, y como empezó a caer una lluvia torrencial, Decidimos dejarlos a la bendición de Dios. Nos colamos con facilidad al tren, y nos dimos la sancochada de nuestras vidas, pues el aire estaba averiado, y hacía más calor que en el interior del Popocatepetl. Góngora se estreno en las cagotizas poliglotas cuando la señora que iba sentada junto a él, se la paso carajeandolo, debido a sus pésimos modales; subir el pie, abrir las piernas más de lo que le corresponde, etc.

En una estación del metro, los cuatro que quedábamos nos separamos pues tigre decidió irse al concierto de iron maiden y yo regresar al hostal a hacer mi maleta pues esta noche dormiríamos en el aeropuerto. Lo cagado de la situación, que apenas nos separamos tigre y yo, una bandada de embrocadores (inspectores) cacharon a Góngora y a Johan sin boleto de metro, las escusas mal balbuceadas fueron inútiles, y mis compañeros, fueron los ganadores de una jugosa multa de 40 euros cada uno. Los demás nos cagamos de risa y disfrutamos de su desgracia.

Tigre afirma que el mejor día de su vida fue cuando se separo de nosotros y compitió contra Europa, solo en un concierto lleno de metaleros mariguanos vestidos de negro y resultó triunfador.

Por fin nos juntamos todos en el hostal, platicamos un rato con los amigos que habíamos hecho (el best friend homosexual de Góngora) y las australianas que, hay que mencionarlo, no se habían cambiado de ropa, y una canadiense obesa y prepotente que se la paso atacando a Farah por su particular vestimenta (nadie la puede culpar).

Abordamos el metro 25 minutos antes de que dejara de funcionar, y por azares del destino, emergimos a la superficie en una barrio bajo de Paris, obscuro como la pez, y con una lluvia torrencial. Una escena digna de una película de terror, no teníamos ni la mas mínima idea de donde estábamos, el metro ya había dejado de funcionar, y el aeropuerto estaba a 25 minutos de nosotros… cuando la desesperación empezaba adentrarse en nosotros, como enviado por el barbas, en una calle pobre, en la que parecía totalmente fuera de contexto, apareció un camión que decía “aeroport”.

Johan le chifló y, mochilas al hombro, corrimos y tomamos el bus que nos llevaría al hostal de esa noche, el siempre cómodo, aeropuerto.

Dormimos como bebés, si alguna vez tienen que dormir en un aeropuerto de Europa, les recomiendo que sea en el de parís. Sin duda fue el más cómodo de todos

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